SPARKY Y EDINA

Renace una mañana soleada, de fin de semana. Carrie salió de su casa a limpiar la piscina de su jardín. ¿Imagináis cuál fue su sorpresa? (encontrarse una pequeña y verde tortuga acuática). Agarró un recogehojas de piscina y sacó el macho de tortuga del agua. Demostró estar muy asustado.

Curiosamente cayó ahí porque un niño gamberro que lo vió en la calle de al lado de Carrie, lo expulsó volando sobre el muro directamente a la piscina.

La tortuga se había escapado sin querer justo de la casa de enfrente, y vivía con los cuidados de su madre tortuga.

Carrie sacó del recogehojas al tortuguín. Segundos después comenzó a pensar cómo y dónde lo cuidaría.  Le preguntó a su hermano Amadeus si lo introducía dentro de la gran fuente de la entrada del esplendoroso y bellísimo jardín. Tenía bastante agua la fuente, a la vez de ser limpia. Amadeus dijo que ese era un buen lugar, de momento. Tendría mucho espacio para nadar. A Carrie le vino un nombre al pensamiento: Sparky, así se llamará. (Se dijo a si misma). Ya la tortuga tenía nombre desde ese momento. Posó la tortuga en el bordillo de la fuente y él ni corto ni perezoso se lanzó al agua de una voltereta. Ella salió con su coche, un Wolkswagen Fox negro hacia una tienda de animales que le vino en mente.

Allí, compró la comida que Sparky necesitaría para su desarrollo, palitos de pienso y mini camarones, esto último son unas pequeñas y diminutas gambitas, una delicia para tortugas. Le explicó el dependiente las raciones que debía darle al día según su crecimiento.

La tortuga estubo alojada en la fuente grande de Carrie  todo el verano del 2016, pasado ese transcurso de tiempo le compró un acuario con sus accesorios necesarios. Un oasis de plástico, un calentador, un termómetro adhesivo para regular la temperatura del agua y colocó un par de piedras para que pudiera descansar de nadar Sparky.

En Navidad, como se iban de vacaciones Carrie, su hermano y su tía Lourdes que vivía con ellos, dejaron la tortuga al jardinero de la casa, Eustaquio, pero solo hasta que volvieran. Él se lo llevó a su casa y la cuidó muy bien. Pasó la Navidad y la tortuga estaba más crecida que la última vez que la vieron ellos tres. Fué mucha ilusión para Carrie, Amadeus y Lourdes volver a ver a Sparky, pero al observarlo parecía enfadado y de hecho así fue. No regresó contento por el hecho de haberle dejado con alguien al que él no tuviera aún confianza, pero se le pasó el enfado y después de unos días, volvió a ser el Sparky alegre de siempre. Pronto se acercó el mes del amor, Febrero, el día de los enamorados.

14 de Febrero San Valentín

 

Este día Carrie sin dudarlo fue a otra tienda de animales diferente a donde compraba la comida de Sparky, justamente eligió de dos hembras acuáticas de tortuga de un acuario a una de ellas. Tenía unos labios algo gruesos y un caparazón diferente al macho tortuga que ella tenía. El chico que la atendió era bastante guapo. Se la llevó a casa después de pagarla y escuchar algunas versiones del dependiente sobre esa tortuga hembra. Le dijo a Carrie que la hembra siempre debe ser más pequeña que el macho y llevarse unos meses al menos de diferencia, sino podría matar sin querer a su compañero, incluso deben estar lejos de sus crías porque puede suponerles a ellas la presencia de la madre un peligro y acabar inconscientemente con ellas.

Con el tiempo estas tortugas Sparky y su compañera Edina, que así la llamó Carrie, se hicieron muy amigos, se daban besitos, se tenían aprecio y alguna que otra vez  sorprendían cada una de estas tortugas viendo la tele de enfrente del acuario o concentrados mirando una caja de música cuando la hacían sonar.

Un día casualmente Sparky se encontraba con una especie de ansiedad, no se movía durante mucho rato ni comía y Edina se acercó frente a él, con sus patitas acariciaba rápidamente su cara para reanimarle, algo que sorprendió mucho a Carrie, su tía y hermano. Pronto se recuperó. Alguna vez parecía como si con gestos las dos tortugas se comunicasen, aunque en realidad en la vida real lo hacen las tortugas acuáticas, con sonidos que el oído humano casi no puede llegar a oír, por no decir nada, sólo ellos, excepto otro tipo de tortuga que puede emitir algún sonido que sí han llegado a oír.

Sparky y Edina  se enamoraron. Los sacaba  a pasear su dueña al jardín de su hogar, soltándolos para que caminaran en la hierba y vigilando de no perderlos de vista. 

Después del paseo de cada día los volvía a poner en el acuario, así a diario, vigilando la limpieza de él. Digamos que la pareja de tortugas vivieron felices hasta el final. Desgraciadamente les esperaba un cruel inoportuno destino. Seis meses después, en Agosto, Carrie quedó con la sobrina de su maestra de alemán en un punto donde aparcaría su coche y le entregaría sólo por una semana a las tortugas para hacer un viaje a su pueblo, luego ella se las devolvería. Carrie confió en su palabra, de que las cuidaría tal y como ella le explicó con todo detalle, no tuvo la suerte que se las cuidara Eustaquio, el jardinero de Lourdes, puesto que él marchó de vacaciones y estaría fuera a la vez que Carrie y compañía. Siempre cogía vacaciones en verano sin comentarlo a la tía de Carrie, le daba igual la opinión contraria.

Un par de días pasaron y la sobrina de su maestra se las dejó a su tía, Horacia, la maestra de alemán de Carrie y sin decirle nada a la dueña de las tortugas del cambio. Cinco días después Horacia llamó a Carrie para darle la fatídica noticia. Sparky y Edina habían muerto ahogados en el acuario. Carrie no se lo podía creer dijo que se asegurara bien a ver si de verdad estaba muertas y el porqué del terrible suceso. Horacia no supo decirle, le salía una voz entrecortada entre lágrimas, dijo que habían comido poco esos días pero no entendía que les pasó. Al final acabó diciendo que hubo una ola de calor y les cerró la tapadera en el acuario. ¡Menuda loca!, como pudo dejarle su sobrina a cargo de esas tortugas sino sabe ni cuidar de unos diminutos animales. Carrie pensó que a esta mujer, su maestra de alemán le faltaba algo en la cabeza, incluso que quizá le hubiera mentido, pues tardó mucho rato en contestarle, quizá quería quitarse de esa carga ella o su marido y provocaron eso. Sea lo que sea en la vida todo se paga, tarde o temprano. Horacia contó una semana después por whatsApp que había estado una semana sin poder dormir. Se lo merecía. Quizá el espíritu de las tortugas se manifestaba cerca de ella cada noche para provocarle insomnio por su imprudencia o maldad. Carrie le echó una gran bronca y más Lourdes, su tía, desde Lloret de Mar de donde estaban. Mientras  esto ocurría Carrie no podía dejar de llorar, incluso empezó a ponerse enferma. 

Decidió decirle a su maestra de alemán que quería recoger las tortugas cuando volviera para enterrarlas en su jardín en una cajita.

Un día después de la vuelta del viaje Amadeus, hermano de Carrie la acompañó con el coche a un parking de tierra y allí se encontró a la patética maestra. El marido de Horacia fuera  de su coche sonreía mirando a otro lado de ellas como si la situación le pareciera desafiante y divertida, como para intimidar a Carrie de que no dijera nada grosero a su mujer. Allí dentro estaba la hija de ellos, que no sabemos si tuvo alguna culpa del desafortunado desenlace. Carrie abrió la cajita antes de enterrar sus tortugas y no paraba de llorar y gritar.

A los pocos días bloqueó a Horacia y a su sobrina, así nunca podrían contactar con ellas. Le dijo a su maestra de alemán que ya no volvería a verla y menos asistir a sus clases, que a la vez le había contado al jefe de la academia donde trabajaba, la clase de personas que eran ella y su sobrina, todo el suceso que provocaron. Carrie prometió entre rezos a sus tortugas publicar esta historia, así fue. 

Ella estuvo al borde de la muerte en un hospital de Torrecárdenas  (Almería), por una gran subida de potasio y bajada de sodio, antes de acabar en la UCI y tres días inconsciente vió el espíritu de sus tortugas fallecidas, justo habían pasado 8 meses de ese terrible suceso en que no las pudo observar ya más. Pudo ver a Sparky y Edina atravesando ella un estado de repetida convulsión, por quedarse sin medicación, esto después  de que un enfermero le ordenara tomar un medicamento para provocar algún vómito y según él, expulsar algún alimento que le hubiera provocado  cierta alergia, de ahí, él creyó que ella hubiera llegado a tal bajada de tensión. Aun así, no fue alergia a ningún alimento con mucho potasio, la razón fue la falta de cierta especial hormona a su cuerpo y esto provocó una gran subida de potasio y bajada de sodio. Mientras convulsionaba con los ojos cerrados se vio a sí misma como soñando, pero con sus tortugas cuidando de ella, una a cada lado de la cama. Le pareció muy real y hasta  se observó a sí misma como si de su boca saliera agua y de una fuente se tratase. A lo mejor lo soñó, pero fue muy casual. Lo cierto es que Sparky y Edina estuvieron ahí presentes. El espíritu de sus tortugas le dio fuerza y una bendición a la vez para salir adelante.

La tía de Carrie que dormía al lado de ella despertó unos segundos antes de este suceso. Llamaba con el timbre de ayuda o urgencia a las enfermeras y como nadie acudió al momento ella salió corriendo al pasillo gritando a la 1:15 de la noche. Las enfermeras estaban durmiendo con la puerta cerrada en una habitación, no hicieron caso, pero Lourdes volvió corriendo a la habitación de Carrie y ya habían acudido algunas de ellas, enseguida trajeron urgentemente botellas de oxígeno. Al momento la reanimaron. Se salvó porque todo fue cuestión de un par de minutos. Carrie abrió un segundo los ojos y los volvió a cerrar, recuerda más o menos algo de unas botellas de oxígeno y varias enfermeras, sobre todo a una morena. Tres días después despertó en la UCI. Su madre había venido a verla desde Lloret de Mar, Cataluña. Allí estaba con ella, Lourdes y Amadeus. Al despertar Carrie veía algo raro, como las caras achinadas de ellas, no recordó ciertas cosas hasta pasadas unas horas y hasta dos días después no recordó algo que había olvidado de su vida. Por suerte todo volvió a la normalidad y a recordar todo sin problema, incluido lo de la vista. Al día después la pasaron a planta fuera de la UCI. En Abril le dieron el alta, justo después de Semana Santa. Tuvo otro ingreso en un hospital de Barcelona en Junio de ese año, pero todo fue para bien. Los médicos que la atendieron del hospital del Vall D’Hebrón de Barcelona encontraron la solución a su problema, una hormona que consistía en la mitad de una pastilla que regularía para siempre el potasio y sodio. Así fué. A la vez descubrió por otro médico que ella ya podía comer de todo, que había estado muchos años sin comer de muchos alimentos por consejo de un homeópata, pues este le decía que ciertos alimentos le podían inflamar el hígado, pero no se le inflamaba por eso, sino por problemas de falta de medicación o algún componente en el cuerpo, por  larga enfermedad o por intoxicación de exceso de medicación de calcio. Cuando le dieron el alta en ese hospital salió muy contenta de allí, incluso hizo amigos músicos, pianistas, que tocaron un piano una tarde en la planta baja de ese hospital y a ella  uno de ellos le dejó con él cantar. Lo más curioso es que ahí bajaban muchos pacientes del hospital y ella esa esplendorosa vez bajó en pijama, sin duda es la verdad. Cantó “Someone like you de Adele a dúo”, la sala se llenó de gente observándolos, luego aplaudiendo. Carrie salió de ese hospital hacia Lloret de Mar con su madre, pero antes dio una vuelta por Barcelona, fueron de compras. Lourdes, a los pocos días compró un perro Bichón Maltés para Carrie, eso le animaría mucho a su sobrina a salir de la depresión de sus tortugas. Era un cachorro blanco, muy bello, bellísimo, a la vez de juguetón y cariñoso. A las semanas se fueron Carrie, Lourdes, Amadeus y el perro de vacaciones una semana  a Roma. Fue una experiencia estupenda y a la vez cultural. Pasaron casi tres años, la dueña de Sparky y Edina se recuperó de su dolor, aunque siempre le entristecen más  las noches. Recuerda una canción  que se inventó para cantarle a Sparky, hablaba de una fuente. La fuente de la vida donde pasó sus primeros meses, antes de comenzar a cuidarlo en el acuario en otoño. Una tarde de 19 de Noviembre  2018, cuando Carrie volvió del trabajo al mediodía, halló una tortuga acuática bastante grande, postrada en una esquina de la puerta grande de la parte delantera de la casa donde vivía.

                                                                                                                                                 

Se sentía la tortuga bastante agotada, quizá de sed. La cogió, entró al patio de su casa o de su tía a la vez y agarró un pequeño cubo en el que le puso algo de agua. Introdujo dentro la tortuga y se la llevó en su coche a un campo de golf, cercano a su casa, pero en Roquetas de Mar. (Almería). Al llegar a allí dentro y pararse ella con el cubo y la tortuga en suelo firme provocó a un trabajador extrañado el cuestionar: - ¿Puedo ayudarle en algo? Carrie comentó lo sucedido con la tortuga. Él ni corto ni perezoso se  acercó a ver la tortuga e identificó que era hembra, a la vez de acuática. Le explicó que había varios lagos en el campo de golf y que si quería la acompañaría a llevar la tortuga a uno de ellos y acercarla al agua para dejarla vivir allí. Le dijo: - Súbase conmigo a este transporte, yo le llevo, a la vez  le traigo. Ella le dio las gracias y subió. Al llegar al lago se habían formado un par de arcoíris entre el cielo algo gris y rosado. Había llovido y con los rayos de Sol se formó esta gran maravilla. Carrie grabó un vídeo corto de la tortuga adentrándose al agua, pero antes le tomó algunas fotos. El hombre fue muy amable en acompañarla hasta la entrada de aquel campestre paraíso. La tortuga se quedó con el nombre de Baden, a ella le gustaba siempre poner nombres a los animales que se encontraba y a los que convivían con ella. 

Esta tortuga aunque Carrie no lo sabía, era la madre de Sparky, su macho tortuga fallecido, se parecía bastante a ella. Baden se escapó de la casa de enfrente de donde vivía, buscando a su cría. Había estado tiempo buscándolo por todo el jardín donde vivió y después de largos meses cargó en valentía para salir al exterior a buscarlo. Al menos la acompañó a donde podría ser su hábitat ideal, lleno de otras familias de tortugas y quizá la suya. Allí hallaría mucho campo verde, agua, la felicidad casi completa que quizá otras tortugas jamás pudieron encontrar. Carrie pudo finalizar de escribir a ordenador esta historia prácticamente real. La publicó en una web de internet. Pudo cumplir la promesa que les hizo a sus tortugas entre rezos, incluso se le apareció Sparky por segundo y medio, debajo de la pantalla de su ordenador, un par de días atrás de finalizar esta increíble obra, una noche, mientras a la vez la escribía. Aquí acaba la historia de Sparky y Edina. Cuento corto, cuento largo, yo ya le he contado, cuéntate tú algo.

 

 

 

                                             FIN

Autora: Carolina Crespo Hernández.

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